Un Nuevo rostro del Arte Mexicano
La artesanía mexicana toma rumbos insospechados en la obra de Alfonso Nava y el conglomerado que forma con Martín Rodríguez, Edgar Miranda y María Eugenia Alarcón.
Desde siempre ha sido normal que el arte y los artistas mexicanos se nutran de la artesanía tradicional de nuestro país, muchos son los pintores y escultores que vuelven su mirada hacia nuestras raíces
Prehispánicas en busca de inspiración.
En el caso de Alfonso Nava y el grupo de artistas mencionados este
Fenómeno se produce al revés, esto es; la inspiración ha sido
Encontrada en la obra de importantes artistas mexicanos como Rufino
Tamayo, Rodolfo Morales, Ricardo Martínez y Rafael Coronel, entre
Otros. A partir del cuadro original se crea un bajo relieve en barro
Cocido altas temperaturas que, desde el primer paso añade una
Tercera dimensión lograda con precisión y singular belleza.
En una segunda instancia la fiebre creadora de Nava lo lleva a utilizar
Como lienzo el bajo relieve, que en sí ya es una obra de arte , idéntica
Y a la vez diferente del original que la inspiró. Sobre este insólito
Lienzo surge una nueva creación, las figuras se visten con estampados y figuras de raíces autóctonas, mientras cada espacio se
Va convirtiendo en la expresión única de un arte, las más de las veces surrealista, donde el original sirve de pretexto a este nuevo
Lenguaje pictórico cuyas principales características son el fino concepto del dibujo y el rico colorido, de tonos generalmente mate.
Fino pincel el de Edgar Miranda y de María Eugenia Alarcón, quienes
Ejecutan la parte pictórica de esta creación colectiva. Logrando crear
Atmósferas de extraordinaria belleza y sutil misterio.
¿Por qué el barro? Quizá porque este proyecto surge en Metepec,
Estado de México donde la tradición es la artesanía del barro, donde
se hacen los famosísimos árboles de la vida , donde las manos
morenas de los artesanos mexicanos hacen surgir de la dúctil materia
innumerables sueños y donde el suelo generoso aporta el material
que será amasado, transformado y endurecido por el fuego.
La línea entre el arte y lo artesanal ha sido rebasada, más allá de
lo repetible de las piezas en barro natural, existe una recreación de
la forma, lo tridimensional, y la expresión de una nueva obra, lo
pictórico, que es original e irrepetible.